Integrantes de agrupaciones medioambientales del Partido explican cuál es su posición frente a un proyecto de ordenanza en el que “fue muy difícil llegar a un consenso en los puntos más importantes», sobre todo en aquellos que exigen poner la salud por encima de la producción.
Durante el 2020 y el 2021, existió una mesa de trabajo convocada por la Dirección de Gestión Ambiental, de la que formaron parte agrupaciones vinculadas al medio ambiente y la producción agroecológica. La idea, desde ese momento hasta ahora, es debatir y llegar a un consenso -difícil pero necesario- sobre la modificación de la ordenanza 4.821, que es la que regula la aplicación de agroquímicos en todo el partido. En unos días, el Honorable Concejo Deliberante va a debatir una posible solución de las distintas propuestas, “porque fue muy difícil llegar a un consenso en los puntos más importantes de esta ordenanza”, explica la Licenciada Adriana Contarini.
“En esas mesas, se participó desde la sociedad civil: participaron Guardianes de la Ecología, de French que es un grupo que hace muchos años que viene trabajando por el ambiente, Conciencia Agroecológica de 9 de julio, que trabaja fomentando la producción agroecológica -un modelo de producción sin aplicación de venenos tóxicos- y la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de 9 de julio, que también trabaja con una mirada más integral que incluye la agroecología para llevar la voz a los vecinos del tipo de alimentación que deberíamos estar teniendo y que no se está produciendo”, expresó.
Por su parte, Guillermo Hoff, expresó que de esa mesa se llegó a un proyecto que el Poder Ejecutivo envió al HCD, con un logro: que la actual zona de exclusión de la zona urbana -de 200 metros- se extiende a los pueblos del Partido.
“Los sectores de Sociedad Rural y del Colegio de Ingenieros Agrónomos, presentaron una propuesta que considero francamente regresiva, donde pretenden reducir esos 200 metros a 40. Nosotros hemos hecho un cálculo de que pasar de 200 a 40 metros implicaría avanzar para poder fumigar sobre 900 hectáreas del partido de Nueve de Julio con una supuesta fiscalización. Esas 900 hectáreas -como muestra la imagen en el cuadradito rojo-, representan solamente el 0,2%, una mínima porción de toda la superficie del Partido. Nosotros decimos que para querer avanzar sobre esa mínima porción se está poniendo en juego y en mucho riesgo la salud de la población”, expresó Hoff.
Esta fiscalización, explicó Hoff, “con suerte puede frenar lo que serían las derivas de las fumigaciones primarias que son las que se producen en el momento. Pero de ninguna manera pueden frenar lo que llamamos derivas secundarias, que son sumamente complejas, porque es el agrotóxico o fitosanitario cayendo al suelo, percolando por el suelo y llegando a lo que son las las fuentes de agua de los pueblos y la ciudad. Si eso se cumple, en 4 o 5 años vamos a tener todas las napas de agua super contaminadas, va a haber gente que vive cerca de esos 40 metros que van a tener glifosato y otros pesticidas y agrotóxicos en sangre y orina, van a tener sus terrenos contaminados, o sea que van a tener muchos problemas por esos míseras 900 hectáreas. Nosotros no entendemos cual es la voracidad o la necesidad de avanzar sobre esa superficie”.
“En ciudades como Campana, la fumigación aérea está directamente prohibida, en Alberti hay un nivel de exclusión de entre 1000 y 2000 metros para fumigaciones terrestres y aéreas. Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe son las provincias donde más se fumiga y si uno investiga encuentra que hay pruebas, con análisis en el suelo y en el agua, que confirman el daño.
¿Qué solicitan las organizaciones medioambientales?
-Que se prohíban las fumigaciones aéreas en todo el partido de 9 de Julio, porque las derivas terminan adentro del alimento y eso no se puede controlar.
-Que se establezca una zona de exclusión y de amortiguamiento, una zona de exclusión de aplicaciones terrestres a 500 metros de cualquier núcleo urbano, y de 1000 metros en 3 años con vistas a su eliminación total en 5 años. Ya que, “según evidencia científica, la deriva primaria llega a todos lados, mientras que la deriva secundaria se mete adentro de nuestros cuerpos lo querramos o no. Llueve y no estamos protegidos en la ciudad”.
-Que el registro de las recetas agronómicas sean de acceso público, queremos transparencia en esa información.
-Que se cree un sistema de registro de denuncias con seguimiento de las causas y acceso público a la información. En este momento la gente está siendo fumigada y no sabe a quién denunciar. Nos preguntan a nosotros ¿a quien llamamos?
-Que se cree un registro de intoxicaciones, enfermedades y muertes relacionadas con los agrotóxicos.