La fiebre amarilla vuelve a despertar preocupación en autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires luego de que organismos internacionales registraran un aumento exponencial de los casos en países de la región. Reclaman inversión en vacunas, vigilancia y prevención. Cuál es el estado de situación.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), este año se confirmaron 354 casos de fiebre amarilla en América del Sur, principalmente en Brasil y Colombia, incluyendo a 151 personas fallecidas. A esta altura del 2024, el mismo organismo reportaba unos 61 casos por lo que se trata de un aumento interanual del 480%.

En Argentina, el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación (que tiene información actualizada hasta el 4 de octubre), informa que no detectó ningún caso positivo, pero que había 7 en estudio (dos de ellos en la provincia de Buenos Aires).

Sin embargo, los datos acumulados de todo el año (desde la primera semana hasta la 40°) muestran una suba del 30% con respecto al promedio de los últimos años en los casos de fiebre amarilla con 137 notificados en total contra los 105 que se registraron como mediana entre 2020 y 2024.

Ante este panorama, ya a fines de mayo la OPS una evaluación rápida de riesgos (RRA) por el aumento de casos y le pidió a los países que refuercen la vigilancia, la vacunación y las estrategias de comunicación. Este martes, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, se hizo eco de la situación y salió al cruce de las autoridades nacionales.

El gobierno de Milei ajustó en vacunas de la fiebre amarilla dejando de aplicarlas a los que viajan a zonas de riesgo. Una tamaña irresponsabilidad sanitaria“, afirmó. Según el funcionario, “cuando el Estado reduce herramientas de prevención y vigilancia, nos deja vulnerables”.

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