Un informe elaborado por la Dirección de Presupuesto del ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires reveló, hace pocas semanas, que, a pesar de los furiosos embates financieros del Gobierno nacional, la administración de Axel Kicillof consolidó, en el primer semestre de este 2024, un superávit económico de 2.7 por ciento y un superávit primario de 2.1 por ciento.

Los datos causaron cierta sorpresa y algo de estupor. Con un escenario de recesión que provoca una caída de 8 puntos de la recaudación en términos reales y un recorte de 91 por ciento de las transferencias nacionales, la pregunta que se impone a cualquier análisis es ¿Cómo lo hizo?

Bueno, la respuesta más atinada sería «a lo Milei».

Con las manos libres por la prórroga del presupuesto del año anterior, Kicillof pisó el gasto. Así lo refleja el informe de Economía: “el ritmo de ejecución fue en línea al incremento de los recursos de forma de poder garantizar la continuidad de las políticas públicas provinciales y las obligaciones salariales”. Esto se tradujo en un aumento interanual de 204 por ciento, cuando la inflación del mismo período supera el 270 por ciento. Si hay ajuste que no se note.

En paralelo, Kicillof y su ministro de Economía, Pablo López, le pusieron un candado a la caja fuerte y dejaron de autorizar pagos a distintos proveedores y entes gubernamentales, entre ellos los municipios. Hay plata, sí, pero sólo para mantener al día los sueldos de maestros, médicos, policías y estatales, que no es poca cosa.

Kicillof se convirtió así en el mejor alumno Presidente Javier Milei, que festeja su propio superávit ganado a costa de mantener por debajo de la inflación jubilaciones y salarios de Estatales, despedir trabajadores y dejar de pagar fondos provinciales, las cuentas de la luz y la obra pública en todo el país.

Revuelo entre los empresarios

El informe causó cierto revuelo en el mundo empresario, en especial entre los proveedores del Estado. Incluso fue comentado en una reunión de comisión directiva de la Federación de Mayoristas y Proveedores del Estado de la Provincia de Buenos Aires que los agrupa. “Hubo revuelo”, admitió a regañadientes una fuente consultada por INFOCIELO.

El Gobierno provincial no sólo atrasa los pagos, dejando que la inflación haga su trabajo, sino que pisa las redeterminaciones de precios. Traducido: cuando paga, lo hace con precios viejos y se “ahorra” la diferencia. Los montos de la deuda son difíciles de rastrear. La Federación existe desde 1975 y sabe cómo manejarse en las arenas movedizas de los negocios con el Estado. Tal vez por esa razón estimó inconveniente abundar en detalles.

¿Habrán tenido ese gesto de discreción durante la reunión que mantuvieron, hace un mes, con el “Secretario viajero” de Javier Milei, Eduardo Serenellini? El Secretario de Prensa de la Nación disertó ante la Comisión Directiva de FEMAPE. El contenido del discurso del funcionario -como el de casi todas sus actividades- no trascendió.

Bronca entre los intendentes

Los municipios también financian el superávit de la Provincia. Los intendentes del PRO acaban de poner el grito en el cielo porque no se les abonó la tercera cuota del Fondo de Fortalecimiento Fiscal, comprometido por Ley Provincial. La fecha límite para el pago era el 31 de julio y hasta bien comenzado agosto no tuvieron novedades.

INFOCIELO constató que no se trata de un asunto de discriminación política: todos los intendentes están igual. “La explicación no puede ser que la provincia ‘depende de la disponibilidad de caja’, como expresó uno de sus funcionarios”, planteó al respecto Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero.

Los alcaldes amarillos emplazaron a Kicillof y a López a encontrar “una solución rápida y así evitar tener que proceder con sendas denuncias en el Honorable Tribunal de Cuentas y en la Justicia”, exhibiendo una firmeza y una convicción que no se les nota tanto para hablar del castigo al que somete el presidente Javier Milei a los bonaerenses al recortarles de manera ilegal fondos que corresponden a la Provincia.

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