Se reglamentó la Ley Mica Ortega, que lleva el nombre de la niña de 12 años que desapareció el 23 de abril de 2016 tras encontrarse con Jonathan Luna (28 años), quien utilizaba cuatro cuentas falsas en la red social Facebook, a través de las cuales simulaba ser una menor de edad, y que luego de entrar en confianza con Micaela la asesinó. Martín Rizzo y Clara Schwab, miembros de la ONG «Concientizando palabras», contaron los detalles de esta reglamentación y hablaron de la importancia de tener en agenda la problemática del grooming.

—¿Qué cambia con la reglamentación de esta Ley?

—En 2012, el grooming se tipificó como delito, pero existía una enorme necesidad de que el Estado y los organismos no gubernamentales realizaran tareas de prevención. Tras una campaña muy importante, se logró llegar a la ley 27.590, que entre otras cosas, establece la creación de un programa nacional de prevención y concientización sobre el grooming, que es el acoso sexual a menores, por medio de redes de distinto tipo de todo lo que son los entornos digitales. A partir de esta reglamentación, todos los organismos del Estado deben organizarse para hacer campañas contundentes con recursos del Estado. Además, se promovió la creación un observatorio de trabajo interdisciplinario, en el que participan dependencias de educación, justicia, desarrollo social, entre otras.

Es una problemática compleja porque todos los días se crean nuevas redes y formas de vincularse en los entornos digitales, que pueden ser potencialmente peligrosos para niños y adolescentes. Por eso se busca crear una unidad de coordinación administrativa; para poder abordar de manera integral, con una comunicación fluida entre los ministerios y las dependencias encargadas de darles respuesta a las víctimas. Por otra parte, se busca inaugurar un comité asesor sobre el uso seguro de las redes, que será el encargado de las capacitaciones a la comunidad ya los medios de comunicación.

¿El Grooming sólo es una problemática de las ciudades grandes o está en todas partes?

—Nueve de Julio no esta exento: desde el año 2005 venimos trabajando con esta problemática y cada vez que damos una charla, aparece un caso. En varias oportunidades nos acompañó la organización «Mamá en línea», que actualmente pertenece al Instituto de Políticas Públicas de la Cámara de Diputados. Con la pandemia, los casos se multiplicaron y la problemática fue creciendo: nosotros queremos trabajar fundamentalmente en la prevención, por eso estamos viendo diferentes establecimientos educativos de los que nos llaman para darles recomendaciones a los chicos a la hora de transitar los entornos digitales. Esto debe ser un llamado para padres, madres, familias, adultos, educadores…todas las personas que tengan de alguna manera contacto con niños y niñas, para que puedan capacitarse un poco sobre este tema y estar al tanto de los peligros que puede haber en las redes.

—En este sentido, es fundamental no subestimar los consumos y el entretenimiento los jóvenes con la excusa de que «es una pavada» o que «no entendemos» lo que están haciendo.

—Cuando uno ha habla con padres de víctimas de grooming, se da cuenta de lo triste y lo desbordante que es descubrir que desde la «seguridad» de la casa, detrás de la computadora de la habitación, tu hijo o hija está sufriendo, y que el daño que queda puede ser muy similar al de cualquier tipo de acoso. Por eso la prevención es la mejor herramienta que tenemos, darle la posibilidad a los chicos de que busquen a un adulto, un referente, un tío o un primo o un docente que consideren un lugar seguro.

La comunidad puede contactarse con Concientizando Palabras a través de Instagram y Facebook. A nivel provincial, existe una línea de prevención contra el grooming que es el número 102, a la que cualquier persona puede llamar para que le digan cómo debe actuar ante esa situación, donde una de las primeras recomendaciones es no tratar de contactar a la persona  que está contactando a nuestros hijos o niños o niñas, adolescentes.

Para el mes de septiembre se planea organizar un festival junto a chicos y chicas de las escuelas del partido, donde la concientización vaya de la mano con el entretenimiento, y para que los propios protagonistas -y muchas veces víctimas- puedan ser los mensajeros de una problemática tan compleja.

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