Boca había eliminado de la Copa Libertadores a River, y el boxeador Julio «Poca Vida» Gonzalez, fanático del xeneize, subió al ring con una gallina bajo el brazo para cargar a un amigo que se encontraba entre el público en el día de su cumpleaños. Aún hoy Poca Vida conserva esa chispa que desplegó en una cálida entrevista en Zona Cero donde recorrió su carrera, contó anécdotas y nos hizo emocionar.
—¿Cómo llegó el boxeo a tu vida?
—Acompañé una vez a un muchacho de La Pampa al gimnasio, yo tendría 14 años, y vi algo tan lindo y humilde que me gustó, el grupito que había era muy compañero y se ayudaban el uno al otro. Conocí al entrenador Nestor Ferrario y después fui a ver una pelea y se me puso en la cabeza subirme al ring.
—¿Qué características tenías como boxeador?
—Arriba del ring tenía mucha vista, cintura, no me dejaba pegar y acompañaba el golpe. Nunca estudié al rival, de hecho una vez, en Santa Fé, fuimos a pelear con un tal Ledesma que ya tenía como 40 peleas profesionales y venía ganandolas por knock out, un zurdo terrible. Le dí pelea y le gane. Nestor me preguntaba a donde habia aprendido a boxear así.
—¿Por qué «Poca Vida»?
—Nestor (Ferrario) me puso poca vida porque habia días que iba al gimnasio y no entrenaba, me llevaba una bolsa de papas fritas, Nestor tenia un sillon de cuero antiguo en la quinta donde entrenabamos y yo me recostaba ahi a comer. Era haragán para entrenar. Cuando todos salían a correr yo hacía una cuadra y me quedaba sentado en el cordón de la vereda esperandolos. La única vez que corrí todo el recorrido fue porque me llevaron en el manubrio de una bici. Me querían matar.
—Considerando que te costaba entrenar…¿Alguna vez tuviste problema con el pesaje?
—Si. Una vez fuimos a pelar a Rosario, llegamos y a las 17hs era el pesaje, estaban todos los periodistas, hasta TyC Sports. A las dos de la tarde, Néstor me dijo que baje a pesarme para ver como estaba, y me sobraban como dos kilos. Me abrigué y salí a correr, hacía un calor bárbaro y yo de buzos y pantalón largo. Cuando volví me encontré con una boxeadora en el ascensor y le comenté por qué había salido a correr, me dijo que ella también estaba pasada de kilos pero se había metido al sauna. Pero bueno, a las cinco de la tarde si di la categoría.
—¿Cómo es la anécdota de la camioneta?
—Es la anécdota de la mortadela. Íbamos unos cuantos boxeadores amateur en una combi, viajando a pelear. Yo estaba pasado de kilos entonces me pusieron una frazada encima para que vaya transpirando. Néstor sentía ruidos de bolsa y cuando me destapó estaba comiendo un sánguche de mortadela.
«Te agradezo lo que fuiste en mi vida, por hacer hincha de Racing a tu hijo y el banderín que me regalaste. Te quiero mucho por todo lo que hicimos juntos» fue el mensaje que le dió Nestor Ferrario a Julio González en un video.
—¿Qué es Nestor para vos?
—Un padre, mi segundo padre. No solo como deportista sino afuera del gimnasio también. Es una buena persona, nos aconsejaba siempre para el bien de nosotros, nos cuidó mucho. Siempre lo valoramos, siempre lo tuve allá arriba. Mi nene se llama nestor por él, cuando le conté me dijo que ya que le iba a poner su nombre lo haga hincha de Racing, y así fue. Casi siempre que pelié él estuvo en el rincón. Me adoraba tanto que aún con todo lo que hacía nunca me pudo levantar la mano.
—¿Por qué decidiste ser entrenador?
—Porque el boxeo es algo que me gusta y apasiona. Lo fui a visitar a Nestor con un chico que quería aprender y él me dió las llaves del gimnasio y me dijo que ahora estaba en su lugar, que entrene chicos y saque boxeadores.
—¿Cómo sos ahora cómo entrenador?
—Ahora lo entiendo a Nestor, se me hace difícil. Trato de aconsejar a los chicos, de preguntarles como van en la escuela, si vienen con algun problema les presto la oreja y les pongo el hombro, hasta se me han puesto a llorar. No quiero que se equivoquen como lo hice yo y pierdan oportunidades. Intento transmitirles las cosas que a mi me hicieron perder el tiempo para que aprovechen su juventud, sus condiciones y disfruten arriba del ring.
«Me acuerdo de la anécdota, cuando subiste con la gallina en El Fortin, que pelaste con Milla. No me olvido más» recordó su compañero y boxeador Diego Roig.
—¿Cómo es esa anécdota?
—Boca había dejado afuera de la Libertadores a River y era el cumpleaños de un amigo que es hincha de River, él me habia dicho que iba a ir a verme boxear, y yo le dije que tenía una sorpresa para él. Salí del vestuario con una bandera de Boca atada al cuello, hice dos pasos, le dije a Nestor que me espere, mientras me apuraba porque ya estaba el rival arriba del ring, saqué una gallina de adentro de una caja y subí con la gallina al ring.
—¿Te das vuelta si en la calle te gritan Julio?
—No, todo el mundo me dice «Poca Vida».