Tras un noviembre lluvioso, diciembre y enero parecen haber marcado la vuelta de la sequía al campo bonaerense. Riesgos y reclamos.

El campo fue uno de los motores de la recuperación económica de 2024. En rigor, fue el sector, junto con el petrolero, que hizo que la caída de la actividad no fuera tan pronunciada. Ahora, una incipiente sequía podría poner en riesgo esa inercia.

Así lo evidencian los distintos reportes elaborados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y otros organismos especializados. Ya en diciembre, según la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, se registró un «déficit» de precipitaciones y una «rápido desecamiento de la humedad» en los suelos. Ahí se empezaron a detectar «cultivos de verano con síntomas de estrés hídrico» sobre todo en el oeste de la provincia de Buenos Aires.

Esta falta de agua parece estar profundizándose, al menos durante esta primera quincena de enero. De acuerdo al Boletín Agrometorológico Decádico del SMN, prácticamente todo el territorio bonaerense, menos el sudeste, atraviesa una sequía que puede oscilar entre incipiente (en el centro) y extrema (en el sudoeste). «En la región productora de cultivos de secano las lluvias fueron escasas», advierte el reporte.

Para completar el panorama, el futuro inmediato no se presenta muy prometedor. Las previsiones para el trimestre enero-febrero-marzo del SMN hablan de lluvias inferiores a las normales en el centro y este de la Provincia (la parte que hoy en día está mejor) y normales para todo el oeste (que actualmente está más afectada por la seca).

Las retenciones vuelven al ojo de la tormenta

Todavía falta para conocer el impacto que tendrá esta falta de agua en los cultivos y la cosecha. El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa ( CARBAP), Ignacio Kovarsky, ya avisó que «se está empezando a evaluar la declaración de emergencia (agropecuaria)«. Según el dirigente rural de Trenque Lauquen, «las pasturas no están tirando, se les va terminando las chances a los cultivos de reaccionar a una buena lluvia».

En este contexto, con un tono irónico, Kovarsky dijo «chau plata para los impuestos«. El titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, coincidió con su análisis y puso el ojo en los derechos de exportación, más conocidos como retenciones. «Son un impuesto injusto que castiga al que produce. En un contexto de sequía como el actual, donde los productores apenas logran subsistir, este tributo se convierte en una sentencia de muerte para muchos», declaró en LN+.

La entidad que preside, una de las cuatro que integran la Mesa de Enlace Agropecuaria, viene reclamándole al Gobierno Nacional precisiones sobre este tributo. Hasta ahora, la administración de Javier Milei no ha hecho mucho más que prometer que las va a eliminar.

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