El periodista Sebastián Aristegui contó los detalles del hecho que conmovió a la localidad de Laprida

Fotos: Mauro Arias para Laprida Web

El domingo a la mañana, Daiana Abregú fue demorada en la Comisaría de Laprida -una ciudad de 12.000 habitantes ubicada en el centro sur de la Provincia de Buenos Aires- por una contravención y quedó alojada en uno de los calabozos. Eso es lo último que se sabe de la joven de 26 años que, cerca de las 15:30 del 5 de junio, fue hallada colgando de su campera de una ventana a 1,60 metros de altura. El informe que dio a conocer la policía el lunes a la mañana, habla de una sola hipótesis: el suicidio. 

El parte de la Fiscalía General de Azul, indica que: «el domingo 5 de junio a las 6 horas, personal policial interviene separando en una pelea de dos mujeres y se procede al traslado de Abregú a la sede policial, quedando alojada en el sector de contraventores de los calabozos -la dependencia policial no tiene calabozos para detenidos- y a las 15,30 horas aproximadamente personal policial constata que Daiana Abregú se había ahorcado con una campera de su propiedad que tenía puesta desde una ventana con barrotes a no más de 1,60 de altura. Se convocó a medico de guardia del hospital y a las 16 horas se constato su fallecimiento». 

La familia se enteró dos horas y media después de que la encontraran, cuando cerca de las 18 recibieron un llamado en el que les dijeron Daiana estaba muerta. A partir de ahí, la desesperación. Primero les dijeron que el cuerpo había sido trasladado a la Morgue Judicial de la localidad de Azul para realizar la autopsia. Cuando estaban llegando, se enteraron de que el cuerpo estaba llegando a Laprida para ser velado: habían pasado casi 24 horas y todavía no habían tenido contacto con su hija.  A partir del lunes empezaron las marchas, que durante toda la semana agruparon a familiares, amigos y vecinos que piden justicia por una joven que, según su versión, «no puede haber tomado una decisión tan drástica». 

Según expresó el abogado defensor de la familia, Sergio Roldán: «La familia no pudo reconocer a Daiana porque les entregaron un féretro. Nunca les dejaron reconocer el cuerpo: cuando lo recibieron, revisaron y tiene una lesión en el tabique nasal. Algo que en la autopsia publicada no está dicho. Vamos a solicitar un perito de parte y una nueva autopsia».

Los datos aportados por familiares y amigos indican que Daiana había vendido sus muebles porque el lunes -un día después de la tragedia- iba a mudarse con su hijo de nueve años a La Plata, donde los esperaban primos y tíos. «El enojo de los familiares va en aumento porque cada vez tienen menos respuestas por parte de la policía», explicó Aristegui. El padre pasó de gritarles a los policías a querer pasar la línea de efectivos que custodia la comisaría, que está intervenida desde que el Poder Judicial de Azul ordenó sacar de escena a los fiscales Alejandro Braga, de la Ayudantía Fiscal de Laprida, y Christian Urlezaga, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°7 de Olavarría, para poner al frente de la investigación al Dr. Ignacio Calonge. Se cree que lo primero que va a pedir es el cambio de mano de la comisaría local, ya que, según el fiscal, la policía que ahora controla el lugar no puede investigarse a sí misma. Por lo tanto, se estima que otra fuerza de seguridad -como gendarmería- se va a hacer cargo de la estación de policía comunal. 

«Daiana apareció muerta, nadie sabe por qué y ahora todo el pueblo de Laprida quiere saber qué fue lo que pasó con ella», indicó Aristegui. Recién ayer, con la llegada del nuevo fiscal, la familia pudo ingresar a la comisaría y ver el lugar donde murió su hija, hermana, madre y amiga. 

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