Los contratos de alquiler pactados durante el último mes, tras la entrada en vigencia del DNU 70/2023 que derogó la Ley de Alquileres, son en su mayoría de corta extensión, con plazos de entre uno y dos años, en su mayoría con ajustes trimestrales o en el mejor de los casos cada seis meses.
De acuerdo a los resultados de un relevamiento realizado por Inquilinos Agrupados, las condiciones en los contratos empeoraron a la hora de alquilar una vivienda en el último mes. El relevamiento, denominado Encuesta Nacional Inquilina, refleja las respuestas de 3.300 casos de todo el país.
En ese marco, la amplia mayoría (92,9%) de los y las inquilinos encuestados consideró que 2024 será peor que el año pasado.
En lo que respecta a los plazos, en el 87,3% de los contratos que se firmaron tras la entrada en vigencia del DNU tienen una actualización por períodos iguales o menores a seis meses. En los contratos firmados con anterioridad a esa fecha esa situación se presenta en el 28,3% de los casos, es decir, a pesar del incumplimiento de la legislación, esto se daba en un porcentaje mucho menor.
Antes del DNU, el 69% de los contratos contemplaba actualización anual (lo que marcaba la ley), 20% cada seis meses y sólo el 4% actualizaba cada tres meses. Después del 1° de noviembre, esa actualización anual sólo se presenta en el 7,6% de los casos encuestados.
Y a esto se suma que el 51% de los contratos firmados en el último mes tienen menos de un año de duración.
Actualmente, la participación del gasto de alquiler más las expensas en los ingresos de los hogares encuestados representa el 31,6%. Sin embargo, esta incidencia es diferente cuando se comparan los alquileres iniciados antes y después de noviembre del año pasado.
Los inquilinos que comenzaron su período de alquiler entre 2021 y noviembre de 2023, destinan en promedio un 28,6% de los ingresos totales del hogar a pagar el alquiler. Mientras que aquellos que empezaron el período de alquiler después del DNU, dedican el 41,6% de sus ingresos a afrontar el costo de la vivienda.
En relación a los sentimientos generados por la cuestión de la vivienda, predomina la angustia (78%), la ansiedad (75%) y el sentimiento de desesperanza (68%) entre los y las inquilinas que respondieron el cuestionario. A esto se suma que 55,8% tiene algún tipo de deuda, en general con los bancos.
Fuente: el regional