Arturo Avendaño tiene 99 años y es uno de los socios y fundadores de Once Tigres. Por eso ayer recibió, por parte de la comisión directiva, un reconocimiento a su labor dentro del club que vio nacer y prosperar.

Con la emoción intacta de ser un verdadero hincha de toda la vida, Avendaño recordó que el Club -años antes de constituirse oficialmente y contar con su nombre-, tuvo su origen en el barrio de la antigua Usina Eléctrica de la Compañía de Electricidad del Sud Argentino, empresa que donó las primeras camisetas blancas, las cuales llevaban estampada la figura del kilovatio, logotipo de la misma. Los jugadores se reunían todos los días en la entonces avenida Río Negro, entre Río Uruguay y Edison.

El 17 de septiembre de 1941 se formó la primera Comisión Directiva. Para la elección del nombre intervino Poroto Romero, quien trabajaba como mozo en la confitería “La Alhambra” y le consultó al doctor Potetti acerca del nombre que debería llevar el nuevo club, y este sugirió que, ya que como ese incipiente grupo que se reunía asiduamente estaba ganando todos los partidos, se le pusiera el nombre de “Once Tigres”.

De acuerdo al relato de Arturo Avendaño, la elección de los colores de la camiseta no fue una cuestión menor, y debió dirimirse arrojando una moneda al aire, ya que en la primera Comisión Directiva abundaba de hinchas de Racing Club y Boca Juniors, y no lograban ponerse de acuerdo. La moneda cayó del lado de los colores xeneizes, y así fue que el azul y el amarillo quedaron pegados para siempre al corazón Oncetigrense y a sus logros, siendo el primero el título de campeón de Segunda División y el derecho de pasar a la categoría superior.

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