En medio de una polémica que tapó el bosque, la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia, a cargo de Alberto Sileoni, anunció hace pocas semanas una serie de cambios del diseño curricular de la Escuela Secundaria que se terminó leyendo en clave de grieta y desvirtuando la propuesta pedagógica.
Parte de los cambios que se vienen tienen que ver con la reformulación del sexto año, que se enfocará preparar a los estudiantes para dos contextos posibles: el mundo laboral y el mundo académico.
Una escuela secundaria que prepare
«Va a ser un sexto año con asistencia un poco más flexible, con posibilidades que los estudiantes hagan trabajo de campo, puede ser con la posibilidad de que hagas prácticas laborales», anticipó el funcionario provincial.
Sileoni explicó que la idea se esperarse «de algunos modelos de de las prácticas laborales en grandes empresas» para incluir también a «empresas en pequeñas, pymes, organizaciones socio comunitarias».
«Cuando entres a la secundaria te vamos a ayudar a aclimatarse y, cuando estés saliendo, te vamos a poner en un lugar ya de acercamiento al mundo del trabajo, al mundo universitario», sintetizó SIleoni.
La «flexibilización» del régimen de asistencia buscará lograr un esquema similar al de las cursadas universitarias y no implica que se baje la exigencia, sino más bien lo contrario: «no vamos a dejar que termines sin recibirte. Hay muchos chicos que terminan de cursar y les quedan dos o tres materias pendientes para siempre», aclaró.
«Queremos hacer un secundario más atractivo para los chicos. No más divertido, un poco más más moderno en los cambios de contenidos», continuó Sileoni. Estos cambios incluyen más horas de ciencia de la computación, y otros como automatización, robótica, sin descuidar otros ejes como deporte y arte.