Juan Martín Murphy, DT de San Martín, dejó sus sensaciones después de un año de trabajo en el club. Un análisis del año, su mirada del fútbol y su proyección como entrenador.
¿Qué balance hacés de la campaña de la última temporada?
Yo creo que la campaña fue buena. Superó las expectativas. Cuando nos tocó llegar al club, había desconfianza respecto de lo que yo podía dar como entrenador, como cabeza de un club grande. Lo único que le preocupaba a la gente de San Martín era no irse al descenso. Nosotros en la cuarta fecha ya estábamos salvados. Habíamos sumado diez puntos y el último no llegó a sumar esa cantidad.
Para muchos fueron la sorpresa del campeonato, ¿coincidís?
Sí. En el ambiente del fútbol nadie esperaba que San Martín llegara hasta donde llegó. Competimos contra grandes equipos y estuvimos a la altura de todos, a excepción de los dos partidos contra Atlético del promocional. Los jugadores se encolumnaron detrás de una idea, que puede gustar mucho o puede gustar poco, pero fueron todos juntos detrás. Para mí es por ahí. Ojalá lo podamos mantener.
Decís que de afuera no había confianza, pero ¿cómo fue convencer a los jugadores de tu capacidad?
Al grupo le fui claro desde un primer momento. Dije algo y, al pasar los días de entrenamiento, hice lo que dije. Esa es la forma: ser creíble. Cuando hice la primera charla con el plantel, indiqué las pautas y cumplí con todo. Sé que hubo algún pensamiento futbolístico antagónico, pero a mí no me importa ni los nombres ni las trayectorias. Tomo decisiones pura y exclusivamente por rendimiento.
¿Qué les faltó para sostenerse en la pelea de la etapa inicial?
Hubo un período desde la fecha 1 de la segunda ronda hasta la fecha 8 en la que nosotros no sumamos de a 3. Eso nos impidió pelear, aunque no bajamos nunca del quinto puesto. Nos faltó un par de jugadores con oficio y con experiencia para mantener o para manejar ciertos aspectos de los partidos o del campeonato. Si bien hay chicos que tienen casi cien partidos en primera, no estaban acostumbrados a ser ellos los protagonistas del equipo. Habían jugado partidos importantes, pero como segunda guitarra. Este año Bayaut y Monjada fueron los referentes de los pibes. Con el correr del tiempo van a ganar la experiencia suficiente. Nos faltó estar más frescos a la hora de jugar partidos importantes.
En la primera etapa ligaron un poco ganando algunos partidos sobre el final…
No. Yo me he cruzado con gente en la calle que me dice “cómo ligaste”. Sí, pero yo digo: gané 3 partidos sobre la hora. No es que busco hacer el gol a los 96 minutos, pero convenzo a mi equipo que el partido dura una hora y media y que, si vamos de menos a más, podemos conseguirlo. Tenemos que estar preparados para todas las incidencias que se dé en ese tiempo. Lo que no quiero de ninguna manera es que el rival se me ponga en ventaja. Si vos te defendés, hacés tiempo, apostás a la pelota parada, hacés todo caminando, el rival empieza a pensar en eso. Cuando pasa el tiempo y no te puede convertir, va para adelante y algún espacio te deja. Eso aprovechamos nosotros. Para mí no es azar.
Usaste muchos jugadores y muchos chicos. Algunos en partidos puntuales, que luego no volvieron a aparecer, ¿con qué tenían que ver esas modificaciones?
El objetivo de San Martín era no sufrir con el descenso. Entonces, en el momento en el que nosotros liberamos ese peso, empecé a mechar jugadores juveniles pensando en este año que entra. El jugador para ganar experiencia tiene que jugar. En la medida de que fueron haciendo las cosas bien y empujando para ingresar, sumado a que algunos jugadores de primera no venían haciendo las cosas bien o se relajaban, los fui incorporando. Además, yo veo los rivales, lo que necesito. Por más que tenga 14 años, si es lo que necesito, lo pongo. Cualquier chico que puse no me ha decepcionado. Entiendo que es parte del proceso de crecimiento. Si los chicos comparten el vestuario con primera, los motiva. Cuando entran al equipo, entran con una idea. Tienen una orden táctica de la cual yo esté convencido de que la pueden hacer. Yo no titubeo en las decisiones. Jacomet, por ejemplo, fue directo de 6ta al banco de Primera.
¿Cómo surgió el “Si querés brillo, ponele Blem” ?
Eso surgió después del partido con French de local. En la semana se comentaba que San Martín la tiraba para arriba, que no tenía idea de juego, que el técnico era muy serrucho. Charlando con Nico Vázquez, él, riéndose de la situación, tiró ese latiguillo y quedó. Yo estaba muy conforme con el estilo y después los chicos se metieron también. No éramos un equipo que jugáramos lindo o que hilvanáramos cuatro o cinco pases seguidos, pero te ganábamos o, al menos, no perdíamos. Soy un técnico que está convencido de que lo primero es el cero en mi arco. Mucho orden y disciplina, y después vemos en qué momento y de qué forma podemos dañar al rival. Si a mí no me hacen un gol, en cualquier momento mi equipo lo puedo hacer. Es de atrás para adelante. ¿Les doy libertades para jugar? Sí. Pero también hay que ver cómo se arriesga y dónde se juega.
¿Creés que hay entrenadores que piensan como vos, pero no se animan a decirlo?
La verdad es que no lo sé. Yo siento el fútbol así. Vos podés estar de acuerdo o no, pero lo tenés que respetar. A mí no me da vergüenza porque me ha ido bien.
Sé que fuiste a las finales de los play off, ¿cómo viste a este Atlético campeón y el rendimiento de nuestro fútbol en general?
Atlético fue un justo campeón. No se puede discutir a un equipo que hizo el record de puntos en la etapa clasificatoria ni a un plantel que viene ganando torneos consecutivos hace varios años. No le vi baches en la primera etapa, aunque en la última parte del campeonato se sintió la fatiga, pero eso lo empardaron con oficio, con lo que nos faltó a nosotros, por ejemplo. En cuanto al nivel de la liga, creo que es altísimo. Si bien todos nos quejamos o nos molestan decisiones de los dirigentes, yo he ido a ver ligas vecinas y hay una diferencia abismal. Tenemos una liga muy competitiva.
¿Qué te parece la estructura de campeonato que hay en la actualidad?
No está mal este formato ni que haya tres trofeos. Sí creo que se tiene que contabilizar la primera etapa como un campeonato. El que gana el promocional, merece el título de campeón y que sea caratulado en la liga de esa manera. Es mucho tiempo el que se pone y muchos partidos que hay que jugar. Hay que tener un nivel importante de juego para ganar un torneo de 20 partidos. Con respecto al año calendario, no estoy disconforme, pero siempre hay suspicacias: si juego de día, si juego de noche, que cuántas entradas vendo…debería hacerse una reunión en la liga y acordar los horarios para cada etapa del año. Si se estipula de antemano, se evitan las ventajitas que buscan todos.
¿Pensás que realmente se puede modificar? Porque el intento de sacar ventajas dentro y fuera de la cancha siempre existió.
Sí se puede. Cuando dejás las cosas claras y firmadas, se puede. Lo mismo con las suspensiones de las fechas. Lo que pasa es que prefieren sacar esas ventajas.
Y el formato Copa o play-off, ¿cómo lo ves?
El formato copa o por zonas me encanta. Les da mayores posibilidades a todos. En el primer mes de competencia de un torneo largo, el que suma algunos puntos sabe que se aleja del descenso y si queda lejos de la punta sabe que no lo puede descontar.
Sos un entrenador joven, ¿cuál fue y es tu preparación para ser entrenador?
Me fui formando porque siempre me gustó el fútbol cuando lo jugaba. Siempre fui de mirar partidos y ver estadísticas. Arranqué en el 2015. Diego Vera me llevó como acompañante de Rocca en el Federal B, en Once Tigres. Yo estudiaba a los rivales. Les pasaba a Rocca y a Vera cómo jugaba el contrario y las características de los jugadores rivales. Ahí me fui armando. He sacado cosas de todos los técnicos que he tenido en mi carrera y también de los que no me han dirigido, pero que he tenido charlas. Yo no menosprecio a nadie cuando habla de fútbol. Si voy a la panadería y el panadero tira un concepto, por lo menos lo guardo. Después, veremos si lo llevo a la práctica o no. Creo que nunca voy a terminar de formarme.
En los partidos se nota que estás muy metido, que vivís el fútbol intensamente…
Para ser entrenador primero tenés que tener pasión. En este fútbol en el que compartimos nosotros no pagan para vivir de esto. Soy un obsesivo del fútbol. Mientras estoy despierto, no pasa media hora en la que no hable de fútbol. Vivo por y para el fútbol.
¿Cómo te ves de acá a varios años?
Me veo viviendo de esto: por y para el fútbol. Ojalá pueda lograrlo. Tengo casi 50 partidos dirigidos en Primera División, pero tanto tiempo dentro de cuerpos técnicos, me hace convencer de que puedo llegar. Estoy siempre pensando en que, mal o bien, lo único que sé hacer es dirigir. Me considero un tipo que no sirve para otra cosa.
Juan José López